- Revisa todo lo que tienes y valora si necesitas conservarlo todo. No es necesario que seas seguidor de Marie Kondo pero sí te recomendamos que revises aquello que ya no utilizas. Se puede tratar de unos patines que llegaron como regalo de Navidad y que solo han salido a la calle en dos o tres ocasiones, la ropa que ya no nos sirve, está ajada o simplemente no nos gusta. También resulta curioso la cantidad de pequeños detalles que acaban en un cajón o en un armario procedentes de un gran bazar chino, como recuerdo de una boda o comunión. Si algo no te resulta útil o ni siquiera recordabas tenerlo quizá puedas conseguir un dinero extra vendiéndolo o donándolo a alguien que lo necesite.
- Empieza metiendo en cajas todo aquello que no vayas a usar en los próximos días. Si tienes muchos libros en casa empieza con ellos, no vas a leerlos todos mientras estás ocupado con un traslado de domicilio. Al empaquetar recuerda dejar los artículos que vas a necesitar dejarlos en una caja junto a la puerta. El cargador del móvil, algo de ropa para el primer día, el cepillo de dientes, etc.
- Sé realista con la funcionalidad de la nueva vivienda. Quizá vayas a una más pequeña donde no haya espacio para algunos electrodomésticos o no encajen en el espacio reservado en la cocina. No te obsesiones con llevarlo todo y acumular cosas que no te sirvan, intenta ser realista y funcional para disfrutar al máximo de tu nuevo hogar.
- Haz una lista de todo lo que lleva cada caja, puedes usar alguna app para que te facilite la tarea. Numera las cajas, lista su contenido y no las cierres el primer día, seguro que necesitas algo de lo que has guardado.
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Embala bien los objetos delicados como la cristalería y la vajilla. Puedes usar papel de burbujas (después lo podrás utilizar para combatir el estrés de la mudanza) o envolver cada pieza en papel de periódico también te dará buen resultado.